viernes, 17 de julio de 2009

Lo de la crisis...

La crisis económica actual está causando estragos en la sociedad española. Las posiciones neoliberales y las más izquierdistas se afanan en buscar culpables aquí y allá.
Sin embargo, una reflexión fundamental sobre las causas aún no se ha llevado a cabo. Está claro que los agentes activos de la economía global que han abusado de su posición de poder (los bancos, los grandes Holdings inmobiliarios, etc.) son los máximos responsables. Ellos son los que han generado la burbuja, la han hinchado y finalmente han caído como moscas tras el estallido de la crisis. Lo cierto es que los bancos daban dinero a rentas de riesgo. Así, por un lado, ha habido una actitud temeraria de las entidades financieras que concedían esos créditos, pero por otro, ¿no eran conscientes los que pedían esos préstamos del riesgo de morosidad que implicaban?

En estos tiempos en que todos los males se achacan a la globalización se ha querido explicar que una pequeña economía familiar de un lugar remoto del centro de España se ha ido a pique por asunto de unos negocios temerarios mal hechos en California. En este punto quiero diferenciar entre los verdaderos afectados de la crisis y los participantes activos de la misma.

Entre los verdaderos afectados tendríamos a las pequeñas economías que trabajan en la base de la pirámide social: obreros de la construcción, pintores, carpinteros, etc.

Entre los afectados activos tendríamos a su vez a dos grupos: a los grandes bancos, grandes fortunas, grandes empresarios, que visto lo visto, han dejado de ganar tanto como anteriormente (pero siguen ganando)…y por otro lado, a los pequeños “especuladores”, es decir, a esa enorme cantidad de personas humildes que de un día a otro se convirtieron en inversores, especuladores, multipropietarios, poseedores de coches de lujo…hoy me centraré en este último grupo y en las razones de que personas de la base de la pirámide social jueguen a los negocios especuladores de las “plantas” superiores.

Cuando hace unos años se proclama la ley del suelo con el fin de rebajar el precio del mismo y abaratar la vivienda se generó un primer efecto de incremento de la construcción. Circunstancialmente, los tipos de interés bajos invitaron a invertir. La sinergia de ambos hechos provocó un efecto indeseado: un dinero invertido, por ejemplo en un plazo fijo rentuaba un 5%, mientras que invertido en una vivienda incrementaba su valor en un 15% de manera anual. Conozco bastantes casos de personas de renta humilde que compraban casas simplemente por el hecho de especular, invertir,…previo solicitud de préstamo a la correspondiente entidad bancaria. El dinero “fácil” afectó el espíritu ahorrativo y los préstamos empezaron a solicitarse para adquirir coches o incluso para pagar viajes o electrodomésticos. La idea de querer ser rico se hace propia en la mayoría de los casos…todos aspiran a eso, a tener riqueza.

Mi pregunta en este punto de la reflexión es, ¿qué hubiera pasado si en lugar de especular y derrochar con viviendas se hubiera ahorrado más y se hubiera vivido de manera más discreta? En primer lugar, la economía española no hubiera tenido ese crecimiento espectacular (totalmente ficticio) de los últimos diez años. Pero por otro lado, las familias de la clase media (e incluso baja) que se están viendo muy afectadas por la crisis, se encontrarían en una situación financiera sana.

Está claro que hay que cambiar la mentalidad. Al final, este capitalismo salvaje que nos está inundando se está comiendo los cimientos más básicos del estado del bienestar…la parte más baja de la pirámide social carece de poder económico y además ha perdido la tradicional capacidad de movilización que ha tenido. Consecuencia, la precariedad laboral aumenta, la presión fiscal se acentúa,…

El empresario exige flexibilidad laboral para salir de la crisis…¿más flexibilidad todavía?

¿Para cuando una respuesta convincente del colectivo sindical?


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