viernes, 3 de julio de 2009


Hay veces que en la soledad e inmensidad del mar parecen aflrorar sentimientos épicos de aventuras y valientes marineros...esa soledad se vive de manera poética y agranda la persona. Están por otro lado, los solitarios de las grandes ciudades, los solitarios de la vida, que viven allá donde el destino les pone...esa soledad, desprovista de épica y teñida de cierto pesimismo. El capitalismo, la competitividad, la ignorancia espiritual (para los creyentes) o personal (para los no creyentes) , ha creado esos solitarios endémicos, cuyo viento es el dinero, el éxito, el poder,...cuando un marinero de ciudad, con alma de marinero de alta mar, trata de navegar en este océano de inmundicia, acaba por anclar el barco y dejar que las olas de corrupción, fanatismo y avaricia, arrastren al resto de navegantes errantes...

No hay comentarios:

Publicar un comentario