viernes, 30 de abril de 2010

Riqueza...

Frente a la limpia estampa del mar y el cielo azul, una suave brisa acaricia la cara…aquí, sentado en este rincón me quedé minutos, quizás horas, pensando en aquellos tiempos en los que frente aquella misma posición, galeras romanas cargadas de plomo surcaban el horizonte camino a Roma. Siglos de historia que pasan frente a nosotros, generación tras generación, que ausente de toda conciencia histórica cree que todo el presente nos pertenece, obviando que éste es la base del futuro…hace unos meses leí que existe un proyecto de urbanización en esta zona…”traerá riqueza”…, que falta de sentido común, nunca nadie trajo riqueza a esta zona, sino que se la llevaron, en barcos, dejándonos montones de estériles mineros…ahora, no se la llevan en barcos, sino en maletines,…que mentes más cortas…”riqueza” es poder ver y sentirse dentro de la imagen de arriba…

lunes, 26 de abril de 2010

Subiendo en la tarde por el camino del 33...

La roja estampa del suelo, como desangrándose en lenta cadencia; el agreste matorral que pervive en las ácidas terreras, como expresión de la fortaleza minera; el monte horadado, cual alma herida por el dolor y la tristeza del sacrificio continuo; el sol, fuerte, realzando el contraste entre la solana y la umbría, como si fuera una alegoría entre la vida y la muerte,…recuerdos, sensaciones de vidas que allí perecieron, mientras el levante sopla y trae la brisa húmeda y salina del Mar Mediterráneo. Rincones de soledad, de reflexión, de ternura, de rabia,…

lunes, 12 de abril de 2010

Esa voz que acompañaba cada tarde...

Corría el año 1986 (tenía 8 años) cuando un buen día le comenté a mi padre que me comprara una radio portátil. Ya empezaba a resultar incómodo pedirle cada domingo las llaves del coche para escuchar el partido del Real Murcia. Esa primera radio con auriculares sintonizaba cada domingo el Tiempo de Juego de la Cadena Cope presentado por Joaquín Prat. De fondo, un amigo de la familia solía limpiar su coche con la radio puesta,…con la voz de un tal Juan Manuel Gozalo con la que acabé enganchado.

Empecé a cenar sobre las ocho y media tras llegar a esa hora del conservatorio. Como carecía de tele en la cocina, la radio me servía de entretenimiento y Radio Gaceta de los Deportes y Gozalo llenaban perfectamente ese hueco. Era el año 1988. Pasaron los años, y esa voz se fue haciendo compañera e inseparable cada día a la hora de cenar. Eran los años del instituto, de la universidad, del doctorado…cuando emigré a Suiza en el año 2003, la primera cosa que hice, incluso antes de abrir la maleta, fue conectar mi radio de onda corta y comprobar que la misma voz que por ahí se escuchaba era la misma que durante 15 años me había acompañado durante cada cena. Respiré tranquilo al comprobar que la voz compañera se había venido conmigo y que podría imaginarme que seguía en la cocina de mi familia. Esa voz que me hizo sentir como en casa, a pesar de estar a muchos kilómetros de distancia,...