miércoles, 28 de julio de 2010

La vida profesional

Se dice que el que busca lo que quiere en la vida, al final lo acaba consiguiendo...soy de la misma opinión, aunque añadiría algo más...intenta cada día buscar lo que quieres en la vida.

En los momentos de incertidumbre que vivimos en los que la competencia desleal y la rivalidad centran el día a día laboral no tenemos sino que abstraernos del mundanal ruido y tratar de al menos, vivir con la vista puesta en el día a día y en las cosas que, aunque sencillas y simples, nos hagan disfrutar constantemente de lo que hacemos.

En mi vida, he alternado épocas de florecimiento profesional con otras de incertidumbre. En las primeras trataba de exprimir al máximo mis capacidades (incluso hasta la extenuación) y aumentar mi competitividad; en las segundas, desde el otro lado de la barrera, me di cuenta que la sinrazón de llenar CVs por querer ser más que el de al lado no lleva nada más que a la propia destrucción. Al final he comprendido, que poder hacer lo que a uno más le gusta es un privilegio y que por lo tanto hay que disfrutar de ello per se y no por querer "eliminar" competencia. Sólo así, podremos procurarnos una estabilidad emocional mínima en el entorno laboral.

Una vez, un tío mío me comentó que el tesón, el trabajo y la honradez terminaban abriendo todas las puertas...si al final es verdad que no se tiene seguridad laboral, tal y como están las cosas, siguiendo estos principios, sí que las puertas que se se abran, al menos, serán para bien...

miércoles, 26 de mayo de 2010

Volver


Recuerdo aún el día en el que con mi maleta y mi radio de onda corta salí de casa camino del extranjero…recuerdo los primeros meses con todas las emociones y sentimientos a flor de piel. De eso hace casi siete años. Años de experiencias vividas intensamente, de introspección continua, de encuentros inolvidables,…años vividos bajo un permiso de residencia, convividos con habitantes de los más recónditos lugares del planeta, de frustración, de alegría, de muchos teléfonos y de cartas a bolígrafo, de estaciones de tren y de aeropuertos, de muchos conocidos y pocos, muy pocos amigos, pero buenos.

Me llevo en la maleta muchísimas caras, experiencias, paisajes inolvidables,…todo lo que no se puede contar. Quizá algunos de los que leeis habitualmente este blog no podais llegar a comprender lo que quiero transmitir.

Procuraré emplear las experiencias de estos años en saber comprender y en tratar de ayudar lo mejor posible a los que me rodean. Sólo si consigo esto, todo el esfuerzo de estos años habrán tenido sentido…


viernes, 30 de abril de 2010

Riqueza...

Frente a la limpia estampa del mar y el cielo azul, una suave brisa acaricia la cara…aquí, sentado en este rincón me quedé minutos, quizás horas, pensando en aquellos tiempos en los que frente aquella misma posición, galeras romanas cargadas de plomo surcaban el horizonte camino a Roma. Siglos de historia que pasan frente a nosotros, generación tras generación, que ausente de toda conciencia histórica cree que todo el presente nos pertenece, obviando que éste es la base del futuro…hace unos meses leí que existe un proyecto de urbanización en esta zona…”traerá riqueza”…, que falta de sentido común, nunca nadie trajo riqueza a esta zona, sino que se la llevaron, en barcos, dejándonos montones de estériles mineros…ahora, no se la llevan en barcos, sino en maletines,…que mentes más cortas…”riqueza” es poder ver y sentirse dentro de la imagen de arriba…

lunes, 26 de abril de 2010

Subiendo en la tarde por el camino del 33...

La roja estampa del suelo, como desangrándose en lenta cadencia; el agreste matorral que pervive en las ácidas terreras, como expresión de la fortaleza minera; el monte horadado, cual alma herida por el dolor y la tristeza del sacrificio continuo; el sol, fuerte, realzando el contraste entre la solana y la umbría, como si fuera una alegoría entre la vida y la muerte,…recuerdos, sensaciones de vidas que allí perecieron, mientras el levante sopla y trae la brisa húmeda y salina del Mar Mediterráneo. Rincones de soledad, de reflexión, de ternura, de rabia,…

lunes, 12 de abril de 2010

Esa voz que acompañaba cada tarde...

Corría el año 1986 (tenía 8 años) cuando un buen día le comenté a mi padre que me comprara una radio portátil. Ya empezaba a resultar incómodo pedirle cada domingo las llaves del coche para escuchar el partido del Real Murcia. Esa primera radio con auriculares sintonizaba cada domingo el Tiempo de Juego de la Cadena Cope presentado por Joaquín Prat. De fondo, un amigo de la familia solía limpiar su coche con la radio puesta,…con la voz de un tal Juan Manuel Gozalo con la que acabé enganchado.

Empecé a cenar sobre las ocho y media tras llegar a esa hora del conservatorio. Como carecía de tele en la cocina, la radio me servía de entretenimiento y Radio Gaceta de los Deportes y Gozalo llenaban perfectamente ese hueco. Era el año 1988. Pasaron los años, y esa voz se fue haciendo compañera e inseparable cada día a la hora de cenar. Eran los años del instituto, de la universidad, del doctorado…cuando emigré a Suiza en el año 2003, la primera cosa que hice, incluso antes de abrir la maleta, fue conectar mi radio de onda corta y comprobar que la misma voz que por ahí se escuchaba era la misma que durante 15 años me había acompañado durante cada cena. Respiré tranquilo al comprobar que la voz compañera se había venido conmigo y que podría imaginarme que seguía en la cocina de mi familia. Esa voz que me hizo sentir como en casa, a pesar de estar a muchos kilómetros de distancia,...

martes, 16 de marzo de 2010

Lo que queda por subir

Subir una montaña cuesta barbaridad...y si está nevada, el esfuerzo se multiplica. Sin embargo, hay veces que el pararse y ver lo que te espera te puede hacer ver instantáneas de una belleza incalculable en lugar de hacerte sufrir por todo lo que aún te queda por subir. Quizás en la vida, y en los momentos de dificultades también deberíamos pararnos cinco minutos y tratar de buscar la belleza del instante...así de alguna manera podemos animarnos para seguir ascendiendo.

martes, 16 de febrero de 2010

Los paseos de los domingos

La bicicleta de paseo de color rojo y algo oxidada, conducida por un adolescente que viste un chandal de mercadillo y lleva una gorra roja totalmente descolorida. Toda la tarde del domingo por delante y esa sensación de eternidad durante las próximas horas. Tras media hora de pedaleo por una carretera secundaria poco frecuentada en invierno, el chaval llega al pequeño pueblo y aparca la bicicleta a la puerta de un chalet. Un pequeño perro ratero negro sale a recibirle ladrando y los dueños de la casa ya aventuran que van a recibir visita. Sin tocar el timbre de la puerta su amigo sale al atrio, con un chandal igualmente, de mercadillo. Tras los saludos de rigor, se disponen a cambiar el mundo esta tarde, como cada tarde de domingo.
Salen andando lentamente, con la vista puesta en uno de los cabezos cercanos. Las calles del pequeño pueblo, totalmente impersonales y de estética barata, van a ser testigos de momentos históricos para los dos y para el resto de la humanidad. El natural del pueblo dirige la marcha, evitando las calles en las que acechan peligros que pueden arriesgar lo importante de su conversación “por ahí no…, por aquí sí”. Llegan a la plaza central del pueblo, donde está la pequeña cafetería, siempre vacía. Se introducen por calles y solares con casas adosadas, jardines poco cuidados, y urbanizaciones a medio construir donde antes había oliveras, hasta llegar a una plaza con una fuente vacía y unos eternos adolescentes que siempre están gamberreando. Mientras tanto, su conversación se va haciendo más profunda, hasta escudriñar los más recónditos rincones del ser humano. En ese momento, se topan con el puente sobre la autovía, ese cuchillo que parte el pueblo por dos y que no deja de ser más que un símbolo del desarrollo insostenible de esta sociedad.
Tras el puente llega la recta final, la cuesta donde los pensamientos se vuelven filosóficos. Ambos saben que el tiempo apremia y que necesitan encontrar conclusiones a sus proyectos inacabados. Antes de llegar al final del camino deben pasar por las tres fuentes, que hacen a su vez, de reloj de cuenta atrás…la primera fuente, al final de la primera cuesta, frente a un trasformador eléctrico…es el momento de retomar la conversación inicial, de empezar de nuevo, ya que las divagaciones no han resuelto lo inicialmente planteado. Llega la segunda fuente, siempre goteando, y en donde de vez en cuando aparece un perro callejero…aquí el camino se hace más llano y la energía del caminar se puede emplear en el pensamiento. Al final, y tras unos eternos veinte minutos, se llega a la última fuente, frente a una pared rocosa y rodeada de palmitos. Allí tras el pequeño montículo de obra construido, los dos amigos se sientan a contemplar el atardecer. Ese pequeño descanso ha reordenado sus pensamientos y al final han conseguido dar respuesta a nuevas incógnitas de la historia, de la técnica, del arte,…ambos están tranquilos porque han conseguido rescatar a la humanidad un domingo más, y tras observar como el sol se pone en el horizonte, deciden reandar el camino y regresar al punto de origen. El camino de vuelta se hace más llevadero y nuevas cuestiones y dudas les vuelven a surgir para el domingo siguiente. Casi sin darse cuenta, llegan al lugar inicial, la casa de uno de ellos, no sin antes pasar sigilosamente por las calles donde los aviesos peligros tratan de averiguar de qué han hablado estos dos chicos esta tarde.
Ambos olvidan que acaban de salvar el mundo otro domingo más. El chaval de la bici, se despide, quiere llegar pronto a su casa, ya que en una hora empieza el interesantísimo Osasuna-Tenerife y no se lo quiere perder. El otro chico, piensa en esa chica de su clase, de la que está enamorado. Ambos han cumplido este domingo, el país tendrá una semana más de tranquila existencia…al menos.
El tiempo, la distancia, la vida, las circunstancias personales, laborales, han hecho que esos dos chicos no paseen más los domingos por la tarde y que no surjan nuevas soluciones para la crisis económica, para las guerras,…quizá, al hacernos mayores, al asumir las responsabilidades y roles de la edad, hemos caído en pozos sin salida, en quebraderos de cabeza laborales o en encrucijadas personales. No hemos sido capaces de volver la vista atrás, y reconocer, que vestidos con un chandal barato cambiábamos el mundo cada domingo...quizá pronto, muy pronto, lo podamos volver a hacer.


lunes, 1 de febrero de 2010

Recuerdos desde la distancia

Dicen que sale la minera del alma de un unionense así como el respirar de los seres vivos, que un acorde puede saber a plomo si la mano que rasga la guitarra lo hace con auténtico sentimiento, que no hay imagen ni recuerdo más enraizado que aquel que te estremece en cualquier confín de este mundo…


Al que en la mina murió

Déjame que yo le cante

Porque fueron sus lamentos

Lo que el levante impregnó

De arte y de sentimiento


Como llora la guitarra

Tocando un cante minero

Y es un toque tan sincero

Que me está partiendo el alma

Como a la piedra el barreno


A la luz que da un candil

El pueblo entrega su vida

Dios le va a haciendo de guía

Y va aliviándole el sufrir

Con cante de minería


Canta Rocío Marquez



lunes, 25 de enero de 2010

Caminar por encima del hielo...


No es agradable estar encima de un lago congelado...a los no duchos en la materia nos viene un sentimiento de inseguridad, de como si de un momento a otro se fuera a romper y nos fuéramos a colar en las frías aguas…pero nos adentramos porque vemos a otros allí paseando…¿y si todos están equivocados y el hielo se viene abajo? El miedo atenaza, pero el impulso de hacer algo que no se conoce es generalmente más fuerte…la visión de otras personas que tranquilamente van paseando y jugando en esa situación es la que me dio confianza para seguir hacia delante…quizá en momentos de crisis deberíamos ver que hay personas a las que no les da miedo caminar por encima del hielo…




jueves, 21 de enero de 2010

De lo que no se puede cambiar...


Malagueña

A mi Dios me encomendé
hincadito de rodillas

a mi Dios me encomende

que remedio buscaría

para olvidar yo tu querer

y me dijo que no lo había

Cuando cae la nieve lentamente...


Cuando se contempla caer la nieve, uno se da cuenta de que, a pesar de su lentitud pasmosa, en unos pocos minutos, siempre y cuando exista la temperatura adecuada, es capaz de cubrir todo el suelo de blanco.

Quizá si trasladáramos esta reflexión a nuestras vidas podríamos decir que cuando realizamos las cosas de manera pausada, y si las condiciones son las adecuadas, en poco tiempo conseguimos nuestros objetivos.

La paciencia es una gran generadora de bienestar, siempre y cuando los elementos de alrededor sean propicios.






jueves, 14 de enero de 2010

Lo canta José Menese...


Cuándo llegará el momento

que las agüitas vuelvan a su cauce,

las esquinas con sus nombres:

ni reyes ni roques,

ni santos ni frailes.

A la dina dana

Borrico de noria,

vuelta y más vueltas este borriquito ciego,

pero no deja la orilla,

mare de mi alma

del río revuelto.

A la dina di

Ya las tormentas pasaron

las torrenteras están como laguna

serena laguna

y siguen pescando

Tu no pierdas hermano la esperanza

que el mañana llegará

que donde hubo candela

rescoldito queda

y humo saldrá.

Alza la vela y arriba el limón

Matita de romero verde,

ay huele que huele

si el romero no florece,

carne de mi carne,

se muere, se muere.


Cante de José Menese, letra de Francisco Moreno Galván



lunes, 11 de enero de 2010

Minero, al trabajo, minero,...


Que venga la luz del día,

poco le importa al minero

que venga la luz del día

o despierten los luceros

si en lo hondo de la mina

son negros tos los senderos

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Minero, ¿pa qué trabajas,

si pa ti no es el producto?

Pa el patrón son las alhajas,

para tu familia el luto

y para ti la mortaja.