Del pensamiento de un sabio minero
que no sabía cantar
nació el más bello poema
que se pudiera imaginar:
“¿Quién cantará las penas
que riegan mi pesar?”
solía lamentar.
Mas no se daba cuenta
de que con sus sentidas quejas
de nunca acabar,
otros mineros acompasaban
sus marros al golpear
Héctor M.C.A.
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